

Photo 1. En Ya’an, con el falso puente viejo de fondo… Foto2: Pablo con Johnson, el dia en que salimos a la ruta rumbo a Kunming. Foto 3: La amable policia de Ya’an, es decir, la verdadera. La minita policia a la izquierda merece mencion especial…
Viniendo del Tibet del Oeste, la llegada a Lhasa habia sido una specie de reeencuentro con la civilizacion. Despues de cinco dias en Lhasa, no nos habia quedado otra que abordar un avion hacia Chengdu, a pesar de que nuestra idea era ir por tierra hacia Kunming, debido a que en la PSB de la Lhasa se negaban a extender mi visa, a la que le quedaba una semana. Despues de haber viajado 20 meses desde Europa por tierra tener que tomar un avion era una broma pesada. Aterrizamos en Chengdu, una ciudad de 11 millones de habitantes que se encarga de hacerte saber que cualquier capital provincial china tiene mas edificios altos que Paris y Londres juntas. La modernidad, claro esta, es algo mas que paneles de vidrio. Pero los chinos estan contentos sembrando su pais de futuras ruinas. Porque China ahora es retaguardia de algo que sera reserva. Y abraza todo aquello de lo que los occidentales de a poco comenzamos a huir.
Como en Chengdu las burocracias eran mas complejas, decidi extender mi visa en la cercana ciudad de Yaan. Nos habian dicho que la ciudad era horrible y que no habia nada para ver. Vale decir, no aparecia ni de rebote en la Lonely Planet. Eso era una como una carta de recomendacion para nosotros. Lo primero que nos sorprendio fue la mujer policia que nos atendia en la seccion «Aliens» de la policia. Por un par de segundos, Pablo y yo visualizamos futuros alternativos¡.nos imaginabamos escribiendo una carta a la familia explicando que habiamos decidido radicarnos en Yaan. La minita policia no solo se partia sino que era muy eficiente en su laburo, y en una hora la extension de la visa estaba lista. Ella y sus colegas se tomaron varias fotos con nosotros, e incluso nos invitaron a tomar un cafe en su oficina!
La ciudad, de hecho, no tenia nada realmente interesante en si misma mas del orgullo de ser, presuntamente, el origen de la cultura del te china, y el sitio donde se encontraron los primeros pandas gigantes. Aun asi no dejaba de tener un aire relajado con puentes que fingian antiguedad extendidos sobre un rio del cual nunca preguntamos el nombre. La gente nos mira con asombro. Es claro que nadie los visita. Pero Yaan iba a quedar en nuestra memoria por siempre. No por sus mercados con hombres vendiendo peces gato o torutgas marinas en baldes. No por la amabilidad de su gente. Sino por el falso boton. Esta es, muy brevemente la historia.
Se hacia llamar Johnson., y apenas declaraba veinte anios. Se nos adoso con la excusa de mostrarnos un buen sitio donde comer pato. No nos hicimos rogar. (Encontrar alguien que habla ingles en China es un lujo singular) Desde el comienzo, nunca nos habia podido explicar a que se dedicaba. Mientras comiamos, nos hizo un par preguntas estupidas del estilo «Les gusta la ciudad? Que es lo que mas les gusta de mi ciudad?» y pretendio convencernos de que era una encuesta para sus estudios. Despues de la cena nos mostro unos salones de baile donde la gente bailaba de la manera mas ridiculo en que he visto a alguien bailar. Parecia un salon de los anios 50. Los hombres tomaban a las mujeres con modales de tango, pero describian orbitas de Valls¡
Alli, comenzamos a notar que nuestro amiguito tenia algunas conductas extranias. Primero nos hizo sentar con el duenio del boliche, y nos pregunto si queriamos un par de chicas. Aunque dijimos que no procedio a llamar a la mismisima cantante que en ese momento estaba sobre el escenario. Con Pablo nos miramos. Este esta loco. Luego Jonhson sugiere que subamos a cantar un tema al escenario con el duenio del bar. Si, esta loco. De ahi salimos finalmente a la calle, donde nuestro amigo nos compro unos tofu que olian como medias sucias y que fuimos disimuladamente desgranando y arrojando al suelo mientras caminabamos para gran alegria de los gatos. Johnson nos ha invitado a su casa, aceptamos la hospitalidad de nuestro impredecible y misterioso amigo. Podriamos habernos marchado de inmediato de esa ciudad, pero decidimos quedarnos un par de noches mas que prometian ser graciosas.
En la casa del chino su madre nos preparaba comida como si fueramos el hijo prodigo. Por las noches Johnson y alguien que se suponia era su hermano mayor. Por el momento aun le creiamos todo- nos invitaron a comer pinchitos a un restaurant local. Cientos de pinchitos con hongos, huevos de codorniz, pescado, carne, y un monton de cosas irreconocibles. Pues en eso reside la singularidad de la comida china, uno nunca sabe lo que come. Llega un plato con una textura que parece arroz, pero es huevo. Ah, ahi llegan las salchichas, pero no, es arroz. Todo se cocina, corta, y presenta de manera distinta.
Despues de esa comida quedamos super pipones. Pablo elogiaba la hospitalidad local: «estos te ponen el cigarrillo en la boca!» Johnson sugeria -¨bromearia?- que mas tarde teniamos que ir a comer un cordero a la casa de otro familiar. Siempre se referia a sus familiares con un numero ordinal. Mi tercer hermano. Mi tio segundo. La hermana menor de mi primo el cuarto. Pablo admite que un cordero, despuesde la panzada que nos habiamos dado, no lo iba a comer ni aunque fuera intravenoso.
Mientras yo buscaba en vano una hoja de ruta por toda la ciudad para salir a dedo rumbo a Kunming, Pablo, acompaniado por Johnson visitaba una montania sagrada donde se encontro con un santo que le entrego su propia estampita (!) Conto que Johnson a cada paso le decia: Pablo, este hombre te invita a almorzar a su casa! Luego le decia al pobre aldeano: Este extranjero quiere almorzar en tu casa! Nos dimos cuenta que repetia este mecanismo todo el tiempo¡ Nuestro amigo era un mitomano. Esa tarde caminamos por toda la ciudad, siempre Johnson apurandonos con un ritmo frenetico. Si Pablo frenaba un minuto a atarse los cordones Johnson le gritaria: ¡Oh, Barburi (era su manera de decir Pablo) What are you doing???? Come on!
La noche de la gran confesion. Estabamos en una especie de local de comidas rapidas local, una especie de KFC chino. Habiamos visto otros dos extranjeros, los primeros que veiamos en Yaan, que resultaron ser un industrial del te de Nepal que compraba maquinaria en China, junto a su hijo. Se acercaron a nuestra mesa y charlabamos de los recientes temblores politicos en Nepal. Entonces el chino se pone de pie y dice con un tono solemne que en el solo podia provocr risa.
«Ahora puedo decirles la verdad sobre mi trabajo. Soy policia y mi trabajo es asegurarme que los turistas tengan una buena estadia en Yaan. Perdon por haberles mentido.»
Contra sus expectativas Pablo y yo apenas le dimos bola y seguimos hablando con los nepalies. Entonces el chino repitio su verso. Y bueno, sos policia, que queres que le haga. En todo caso sabiamos que la historia del policia seria como maximo una excusa para pasar dos dias con nosotros. La otra opion es que realmente haya sido un policia, y entonces me veo forzado a creer que China tiene la policia mas comica sobre este planeta, con oficiales que andan por alli invitando a los turistas a prostibulos y restaurantes. En realidad, le estamos agradecidos, la cara de los nepalies cuando Johnson se puso de pie y confeso solemne su nueva mentira era digna de un retrato.
Nene… fue muy raro empezar a leer casi todo tu blog en unos ratitos, estaba buskando si habia trenes para ir a pasear por san juan, te me cruzaste en mi historia sabes? aunke no te conozco me llenaste de kosas lindas.. es re loko eso, como influye la gente en la vida…pssstt… me alegro por vos, con esa oportunidad en tu vida de conocer todo lo ke conociste, los viajes asi, solo pueden hacerte bien.., hacerte dar cuenta de esas cosas ke uno con el velocimetro «on» del dia al dia no se detiene a ver, o a pensar… Espero ke sigas bien, cuidate… desde La Plata, tucuman, BS AS. y un par de lados mas donde vivo, te mando mucha buena onda 😉