


En algo Tartous se parece a todos los puertos del mundo. Como todo puerto se las arregla para romper reglas, atenuar dogmas, arremangar vestimentas y mezclar religiones. Tan cerca de la playa pocas mujeres tienen ganas de andar con una sabana encima como piano viejo cuando hace 40 grados a la sombra. Lo mismo, explíquesele a los marinos del puerto, que navegan los siete mares, que la cerveza es anti-islámica. En un país que casi nunca perdona la trasgresión, la tolerancia a la transgresión es transgresión per se.

Fueron los marinos los que me llamaron a los gritos al verme merodear las calles, para compartir un whiskey. Uno de ellos había trabajado en un barco hondureño y hablaba español. Me alojaron y al otro día salí hacia el norte como autito a fricción. El destino final: Adana, en el sur de Turquía, a 630 Km. de Tartous. Piso la ruta a las 11 AM, previendo dos días de viaje. Al rato, sin embargo, había encontrado una familia de Tartous en un Toyota viajando hacia Aleppo en el norte de Siria, a 50 Km. de la frontera turca. Como el desborde puede ocurrir en cualquier momento, activo el zafarrancho rutero: cambio los billetes sirios restantes a dólares y con las monedas compro comestibles, incluyendo medio kilo de yerba, que quien sabe cuando volveré a encontrar a la venta.
Cuando me ven entrar en la oficina los oficiales de frontera sirios me preguntan donde deje la bicicleta. Les explico que estoy a pata, que vengo de Argentina. Debe constar en las actas históricas de nuestra nación, escriban los escribas, que el soldadito sirio que hace guardia en la frontera con Turquía considera Taragui superior a Amanda. Del lado turco los colimbas cargan ametralladoras que al menos tienen gatillo, y se quejan de que por la noche deben disparar por sobre las cabezas de contrabandistas de te sirios. Como la tierra de nadie entre los dos países no es transitable a pie me suben a un taxi con destino a Kilisi, la primera ciudad turca. Ya es de noche y cuando el taxista amenaza con bajarme en medio de la nada si no le pago USD 20 me doy cuenta que aprendí suficiente árabe para responderle con propina: “Allah es más grande que ti” le dije mientras me bajaba del taxi y caminaba en medio de la nada. La diferencia entre un egipcio y un sirio es que el sirio esta dispuesto a perder dinero para recuperar su honor, mientras que el egipcio cambia su dignidad por un cospel de Entel. Ni que decir que el tachero término rogándome que regrese a los gritos, y así llegue hasta Kilisi.
De allí a Adana eran otros 200 Km. A las 9:30 PM, hubiera sido una misión imposible. Pero el primer hombre al que en la calles de Kilisi le pregunte por la ruta a Gaziantep, próxima gran ciudad, fue un kurdo que me pago un autobús hasta allí. El próximo golpe de suerte ocurre cuando descubro que el autobús no se detiene en Gaziantep, sino que sigue hasta Adana, y el chofer no tiene inconveniente en viaje de polizón. Llego pasada la medianoche, demasiado tarde para llamar a Mesut. Algún vecino obstinado habrá notado la carpa no muy lejos de la autopista…
Juan, soy tocayo tuyo y estoy haciendo un viaje por alrededor de un mes y medio de Turquía a Egipto. Mi inquietud principal es si se puede conseguir la visa siria en la frontera con turquía. Se me esta complicando tenerla antes de ir ya ue vivo en Alemania pero me estoy yendo y no tengo permiso de residencia en de 6 meses en Alemenia. Lei bastante pero aun no tengo claro si se puede o no. Con respecto a Jordania y Egipto entiendo que no hay mayores problemas.
Muchas gracias!!! Y te envidio!
Mi mail es nasugol@msn.com o nasutijm@gmail.com
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huevo mochil hero!
no se deje vilipendiar
alah akhbar!
Este Domingo 26/02 aparecio en el diario La Vos este articulo.
¡Vamos el mate todavia!
¿Tenias bombilla para hacerte un matecito? El colmo si la tubiste que comprar por esos laides!
desde tandil