Puede parecer un tema recurrente en el blog, pero no puedo cruzar estas provincias sin detenerme a documentar esta actividad que está condicionando al oeste de nuestro país a un modelo de desarrollo anacrónico, casi feudal, que el resto del mundo abandonó hace siglos.
Llegué a Tinogasta como llego a casi todos las ciudades, con un número telefónico mágico, contactos hechos previamente por Internet, en el mejor de los casos, cuando no apenas sugerencias de amigos de amigos a los que, sin compromiso, he de preguntar si pueden alojarme. Pero en el caso e Tinogasta, Roberto y Susana esperaban mi visita. El bioquímico, ella docente, son referentes de la lucha contra la instalación de Rio Colorado, una mina de uranio concesionada a la australiana Jackson, que ocupa 752 km2, incluyendo porciones de la provincia de La Rioja. Y no tienen problema en contarles toda la historia a los “peregrinos ambientalistas” que de vez en cuando, como yo, recalan en la ciudad para informarse. Y sea en la sobremesa, con uvas y aceitunas, o por la tarde, con mate y tostadas con queso de cabra, conversamos…
Por supuesto, esto le interesa bien poco a las instituciones. En una ocasión dos profesores de la UBA fueron enviados para intentar convencer a la población de que el proyecto tendría consecuencias positivas. En los argumentos de estos profesionales podemos ver cómo los egresados de las facultades de ingeniería minera sólo manipulan su conocimiento para engañar al pueblo. Con total descaro, le explicaron a la gente que era verdad, que el uranio contaminaba. Por eso la mina le haría un favor al pueblo, al retirarlo gratuitamente. Además, certificaron, la extracción dejaría el terreno lo suficientemente revuelto para que alí floreciera la agricultura.
La Iglesia catamarqueña, a contramano de las encíclicas de Benedicto XVI, que condena a la minería a cielo abierto, congrega a sus tímidos fieles en los bancos para lavarles el cerebro. Luis Urbanc, el obispo de Catamarca, defiende desde el púlpito la minería como modelo de progreso. Según él, la gente ignorante está matando a la gallina de los huevos de oro. En un artículo del diario Catamarca Actual, el obispo no dejó duda sobre su posición: “… hay que valerse de ciertos elementos que la tierra tiene, de los cuales no somos dueños, sino que todo el mundo es dueño de lo que tiene la tierra…” ¡Interesante –y oportuno- brote de comunismo! Para Urbanc, el saqueo del Imperio Inca por parte de Pizarro no fue más que un cruzada por la redistribución de la riqueza. Por otro lado, exhortó a cultivar la vida espiritual, ya que la vivienda y el trabajo son “añadiduras. En Santa María, para estar a tono, se llegaron a bendecir camiones mineros…

Para liberar el corte, la mina debió intervenir y mover los hilos de las marionetas durante dos días. Con la excusa de un auto-atentado en que la misma empresa quemó las cubiertas traseras de uno de sus camiones los jueces, que nunca aparecen cuando se los necesita, llegaron a las 11 de la noche a la ruta, ordenando allanamientos. La casa de Roberto y Susana fue requisada por policías desorientados, que no entendían realmente que hacían allanando la vivienda de una familia de profesionales de clase media. El discurso oficial es que los ambientalistas son terroristas, pero ante la ausencia de armas de fuego o dinamita, y para justificar su presencia, terminaron “secuestrando” –consta en actas- una caja con 85 fósforos.Los camiones, entretanto, habían regresado a Chile. Todos menos uno, cuyo conductor permaneció preso varios días por insultar a los ambientalistas. Desde Chile, reingresaron al país por el Paso de Jama. Cuando ya estaban llegando a Tucumán, con la intención de entrar desde Santa María, los camioneros ya cantaban victoria. Pero no. Como resurgidos de su propia leyenda, vengando quién sabe cuántos atropellos en el mismo acto, allí estaban los indios Quilmes, orgullosos, deteniendo con la Wipalla (ancestral bandera del Tahuantisuyo) a los camiones que transportaban una nueva amenaza a su tierra.

En otra ocasión 6000 personas se habían dado cita en plaza para repudiar la explotación del uranio, y reclamaron que se hiciera un plebiscito local vinculante. El gobierno provincial intervino para frustrar la iniciativa. Eso a pesar de que la Constitución de la Provincia de Catamarca implora, en su Art.1: “El pueblo tiene el poder decisorio pleno sobre el aprovechamiento de los recursos naturales” Al otro día, 7100 personas se autoconvocaron para firmar su repudio a la mina. “Y fe un día nublado y sin choripanes” – aclara Roberto.Observando con un lente optimista, hay que decir que este enemigo en común no está haciendo más que unir a nuestros pueblos. Los vecinos de Tinogasta apenas si se conocían antes el conflicto minero. “Nos cruzábamos por la calle sin saludarnos” – explica Roberto. Después del conflicto, ha aumentado no sólo el mutuo conocimiento sino la confianza de este pueblo. Son locutores, farmacéuticos, maestros, comerciantes, pero llevan una doble vida, y de improviso se desdoblan en héroes episódicos que luchan contra el atropello y se fortalecen con su propia ira. Solo dentro de 30 o 50 años podremos dimensionar la importancia de la resistencia y las asambleas populares. Porque mientras sean una amenaza a los movimientos populares se los censuras, y se los reivindica doscientos años más tarde cuando son una nota pintoresca en los textos escolares. Ahora sí, todos tenemos permitido llorar por el Día de la Raza y proponer que se retire el rostro de Roca de los billetes de 100 pesos.