LO PROHIBIDO Y LO PROHIBIBLE EN EL SISTEMA SIMBÓLICO MENONITA

Un tema obvio para hablar era el de las prohibiciones. Ellos cuentan que a los grandes no les gusta que ellos beban cerveza, pero que está tolerado. No hay acuerdo en cambio sobre el whiskey y las bebidas más pesadas. Hasta aquí la lista de pecados es previsible: el alcohol, el adulterio, la vagancia… Pero los menonitas sorprenden con su noción de lo condenable y avanzan hasta prohibir objetos o actividades impensadas.

Nadie pensaría que hay algo de peligroso en una cubierta de tractor. Notamos, sin embargo, que a casi todos los tractores les faltan sus cubiertas traseras. O bien están en llanta o les han colocado una extraña cubierta metálica. “Eso es por religión” – explica enseguida Jacobo. Empiezo a entender que cada vez que dicen que algo está prohibido por religión, lo está a pesar suyo. Si los tractores tuvieran cubiertas, habría una posibilidad más de escapar. ¿Por qué se utilizan tractores pero no automóviles? Los tractores alivian el trabajo en el campo, los automóviles serían, en cambio, un lujo. Si tienen que ir por algún trámite a Guatraché, hay una combi que pasa todas las mañanas a buscar pasajeros. A nadie se le ha ocurrido prohibirlas, y desconozco si hay menonitas que vayan a Guatraché en sus carros. Cuando visitan a parientes en la colonia menonita de Santiago del Estero, no tienen dilemas y toman el micro.

Casi todos los derivados de los avances tecnológicos del siglo XX están prohibidos. Los teléfonos celulares también, pero Abraham anticipa lo previsible: algunos los tienen escondidos. Un amigo suyo, añade, tiene un MP4. Jacobo cuenta que tiene un CD con música. Otra vez, el tono excepcional en que se habla de objetos tan mundanos indica que estamos en otra zona cultural. ¿Y qué música te gusta? – le pregunto. Cualquier respuesta me sorprendería, pero en cambio soy yo el que lo sorprendo a Jacobo. No me responde. La idea de género musical lo toma por sorpresa, y se limita a decir: “Música… música común, de México”. De México proceden casi todos los mayores de la comunidad, quienes llegaron a las Pampas en 1985. A pesar de la predominancia de lo sajón, algunos rasgos culturales de los países anfitriones se infiltran como polizones en el mundo simbólico menonita.

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