EN LA COLONIA MENONITA DE NUEVA ESPERANZA
Es domingo. Raúl y yo avanzamos en el Gol, con los ojos atentos a cualquier cambio cultural en el paisaje. Rodamos por un camino de tierra, y somos conscientes de que cualquier alambrado o tranquera puede involuntariamente señalar la línea de inflexión cultural entre dos mundos. Por ahora, sólo tierra y más tierra, y cruces de tierra tejidos en la periferia de nuestras pampas, muy lejos del asfalto y las estaciones de servicio con wi-fi.
Los fardos han comenzado a rodar frente al vehículo como en las películas del Far West, cuando al fin vimos un cartel indicador artesanal que decía “Colonia. Campo 1”. Girando a izquierda, ingresamos en otra arteria de tierra. Llegar a la colonia de Nueva Esperanza no es sencillo. A lo lejos – ¡bingo!- se ven grupos de hombres reunidos alrededor de un jinete que luego saldrá al galope. Sé que los menonitas se movilizan en carros tirados por caballos, que ellos mismos construyen. Mi vista los busca ansiosa, pero aún no tengo el honor. Nos acercamos al grupo de jóvenes con la excusa de preguntar dónde queda la iglesia…
La primera impresión al bajarnos del auto a saludar, era que estábamos ante un grupo de clones del mismo individuo. Me permito pensar, a pesar de no ser experto en el tema, que acaso el entrecruzamiento de genes entre un número reducido de individuos, sin aportes de otras razas, haya derivado en la tendencia a la generación de individuos con cada vez menos diferencias inter-individuales. Todos son rubios, de ojos claros y prolijos, de innegable aspecto germano. Usan viseras tipo baseball, azules o pardas, sin inscripciones. Sus atuendos también son casi idénticos, con camisas claras a cuadrillé, mamelucos con tiradores y chaquetas azules. Cuando nos bajamos se abren en semicírculo y el primero que hace contacto visual se adelanta para responder a nuestro pedido de orientación por la iglesia. Cerca, unos niños más pequeños, nos observan, pero no se acercan.

Sigo mirando, y veo que a los pies de uno de ellos reposa una damajuana vacía. Aunque el alcohol está prohibido, aún no hemos entrado en confianza para preguntarles sobre el tema. Mi mente es de hecho un índice de preguntas que reprimo por estrategia. Lo mismo con el más alto de ellos, que deja ver el cable de unos auriculares blancos que trepa desde las profundidades de su chaqueta hasta el oído. La música, aparentemente, también estaría prohibida, como todo elemento que aleja a las personas de la familia, el trabajo y la espiritualidad. En Afganistán, los talibanes habían llegado a prohibir a los ancianos escuchar el canto de los pájaros que mantenían en sus jaulas. Un paralelo con los talibanes sería exagerado, pero una reminiscencia es inevitable.
Seguí leyendo sobre la colonia menonita de Nueva Esperanza en los demás posts de la serie.
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Muy interesante el relato, y a medida que lo leo mas preguntas dan vuelta en mi cabeza. Entonces te pregunto, je! en este mundo globalizado, viven apartados por opcion de la tecnologia, pero es hincha de river y tiene un cable que sale de su bolsillo???? Siempre me pregunte como logran estas comunidades mantenerse en el tiempo porque creo que mas alla de todo intento por llevar un tipo de vida, tan alejado de lo general, es algo muy compejo. No creo que no tengan ningun contacto con “los otros distintos”, y sin embargo mantienen su integridad de comunidad. Me recuerdan (tal como vos decis) a los ortodoxos extremos y no se si los extremos son buenos…
Estas y mas!!!! son preguntas que me gustaria que lo charlemos.
Cariños y gracias por compartirlo!!!
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Interesante
yo conosco muy bien la colonia menonita de santiago del estero la verdad son personas muy buenas ,trabajadores y respetuosos la onestidad esta por sobre todas las cosas es algo que nuestra sociedad esta perdiendo hoho mejor dicho la perdio hace tiempo …….
ciando recien comenzo a ser habitada la colonia menonita a nosotros los vecinos nos llegaron muchos comentarios sobre ellos nos decian que eran personas muy malas y otras cosas mas muy feas pero cuando los empesamos a conocer nos dimos cuenta que no es asi hoy en la actualidad hay muchas peraonas que trabajan ahi y pueden llevar el pan a la mesa sin tener que salir a trabajar en otras provincias seria bueno que conoscan la colonia menonita es un lugar muy lindo
Me comentaron que son buenos carpinteros como puedo constatar me con algunos de ellos .
le agrade-seria se comuniquen por este medio.
Vos me estás diciendo que esprás que los menonitas se contacten con vos por medio de mi blog?? :-)))
Jajajajajahahahahaha llama al 0800 menonita
Ojo que los menonas aportan muy poco al Estado comparado con la guita que ganan. Y eso que medio los obligaron a garpar algo, porque no garpaban nada hace unos años. No en vano son mal vistos por mucho por haber cuasi fundido la industria de silos de otras regiones, quedandose ellos con el monopolio, claro esta, al no pagar impuestos y tener mano de obra barata. Silos de los menonas estan en lugares tan alejados como Jujuy (Volcan, Humahuaca, Tilcara, etc)
Me imagino que deben haber fundido a medio mundo si es como vos decis. Gracias por el aporte!
Ser nomade en una sociedad globalizada y sedentaria ¿no es tan “obsoleto” como la endogámica sociedad melonita?
Tolerar las diferencias es, también, aceptar que no siempre la tecnología y las supuestas libertades del capitalismo neoliberal son avances en las libertades colectivas de los pueblos. Abrazo.
No existe liberad colectiva sin libertad individual. ¿El nomadismo obsoleto? En 2050 uno de cada cinco trabajadores en los países desarrollados será nómada digital, es decir, location independent.