Uso esta palabra, apropiación, porque una vez que burla el umbral de mi ojo, el mundo ya no se pertenece. Porque dentro mío hay una paleta infinita de palabras con las que el eco del mundo se enreda, se enrasta de manera única y furiosa, y lo que sale es un mundo a mi medida, una realidad cómplice forjada con mis tintas más necesarias. Las personas y objetos que se vuelven blanco de la lira siguen, claro está, ahí donde los dejé antes de tomar la pluma, pero ahora tienen una filigrana secreta, la marca impar de mi sensibilidad. No digo que me pertenezcan, mis musas no son ganado; pero las he marcado, redefinido, traducido al lunfardo de mi alma. Y toda traducción es un acto de vampirismo.
Mundo. Poesía. Inhalación. Exhalación. A veces también creo que la poesía es una pipa. En una época fui un vagabundo de trashumancia sostenida y amoríos fluctuantes, y anduve por ahí fumándome el mundo y derrochando generosas bocanadas de versos Recorrí muchos países, en parte para conocerlos y en parte para conocerme. El túnel entre ambos procesos lo encontré en la poesía. Lo ajeno y lo lejano es un par que coincide en parte de su grafía, pero que se disocia cuando el caminante ejerce la presión justa sobre la pluma o el teclado y transforma el impersonal planisferio, ya no en anécdota, sino en arrabal solidario con la propia historia. Lo lejano deja de ser ajeno. A través de la acción pluma el mundo se vuelve un objeto a reacción poética.
La realidad es muy maleable, un hierro candente que espera los martillazos del orfebre del verbo, pero no es menos cierto que ese martillo está hecho de mundo. Algunas musas tienen tanto poder que en lugar de dejarse arropar por mis versos, son ellas las que se apropian de mi poesía. Pasa pocas veces, y a mí me sucedió con Cecilia, una chica a la que vi por primera vez en una residencia estudiantil de la Avenida Perón, en Buenos Aires. A eso siguió un breve viaje juntos, por los Valles Calchaquíes, y luego una distancia que duró cinco años. Durante ese lapso hice muchas cosas, troqué una carrera universitaria por las rutas, publiqué algunos libros de confección lastimosa, incursioné en distintas artes y tropecé con el periodismo. Intenté mejorarme, como artista y como hombre, siempre procurando vadear la mediocridad. En algún punto de ese proceso me di cuenta que era Cecilia la musa que nunca había dejado de actuar como filtro entre mi poesía y el mundo. Escribiera lo que escribiera, ella era la lectora omnisciente, aunque describiera las costumbres de los beduinos. Cecilia pasó a ser la clave que marcaba el ritmo de mi sensibilidad poética. A cada postal bohemia que cruzó mis ojos, éstos amablemente le recortaban un pedacito, y le hacían lugar a Cecilia. Así llegué a darle su nombre a atardeceres, y a sentir que ella era el pulso fundante de otras bellezas, del níveo horizonte tibetano, de las reuniones de artistas callejeros en las calles de Bangkok, en las que se mezclaban los violines con las botellas de whiskey barato desparramadas en los adoquines por dandis con agujeros en los pantalones. El resultado fue una réplica del mundo bastante interesante, en la que Bangkok o Ámsterdam eran suburbios de Resistencia en los imposibles versos centáuricos templados a la distancia por el fuego de Cecilia. Hace poco aprendí que los percusionistas serios, o al menos mis amigos de la murga de Resistencia, templan sus instrumentos frente al fuego. Así templaba –y templa- Cecilia, acaso sin darse cuenta ni saberlo, mi poesía.
soy cecilia .. acabo de encontrar una revista vieja de clarin y vi la nota de tu viaje por oriente .. me encanto y despues de leerla entre al blog.. la verdad qde anonada con las fotos de tu viajes ..es muy lindo todo lo q le dedicaste a cecilia … mas hermoso debe ser q no sean solo palabras.. segui asii
Vaya sinceramente, para mi es lo mejor que has escrito. Con esa manera de escribir, comunicas muchas cosas que realmente no las podemos expresar sòlo en letras. Pienso Tienes un brillante futuro.
Rafael-Lima Peru
Hermoso lo que que escribes, profundas tus palabras, tiernas, cálidas y poesías.
Aída
Ahí va:
http://www.lamaga.weblogs.com.uy/
Lo mio es tan laboralmente urbano que a veces da miedo…pero es lo que hay.
Hola Maga, amiga rioplatense,
che, pasame tu blog que no lo pude ubicar…
saludos
jaja, basta que me pongo colorada y que no es pa’ tanto…
Cecilia
pd: gracias mon amour-route
Eso es amor quenoninó!
Hay una canción de un trovador uruguayo, fallecido justamente este año, y del cual todavía me duelo, es una canción preciosa, como todo lo que compuso-cantó él.
No sé si sabés guitarra, si es así, en interné está con los acordes.
De hecho yo escribí un cuento inspirado un poco en esta letra, en fin, allá va, un homenaje a tus sentimientos y un homenaje a Eduardo Darnauchans, vale.
MEMORIAS DE CECILIA
Te he visto
llorando en la sombras
llorabas por mi.
Pero ¿cuándo el sol?
¿Quién causó tu alegría?
Quién fue…
Que yo no fui.
Yo fui quien ofendió tu imagen:
Cecilia,
fundada en la mañana mejor.
Tuyo es el canto y el árbol
la flor y el amor.
Mía es la ciénaga, el páramo
el risco, el dolor…
Asi el amor.
A filo piedra herí,
el claror del agua
de tus ojos claros
Cecilia, Cecilia, Cecilia, hay de mí…
Hola Juan !
Muy lindo !….mi respeto, admiración y placer al poder leer un texto asi. Por cómo lo dice y por lo que dice. Está muy bueno sentir de esa manera y hay mucha gente que no es capaz de vivirlo.
Buenos caminos latinoamericanos !
Madys