Pedro nos lleva a la ruta, y esperamos frente a una despensa cuya dueña, una mujer que habla sin alejar demasiado el cigarrillo de su boca, nos explica que los lingotes de las minas se los llevan en helicóptero. Cada vez escuchamos versiones ligeramente distintas, y es en a manera de transportar el oro donde la gente aplica más su creatividad. Cuando una de las tantas camionetas doble cabina que van hacia la cercana mina de Hualcamayo pasa sin llevarnos dice “¡hijos de puta! Le agradecemos a la mujer su solidaridad e intentamos concentrarnos en hacer dedo. Tardamos mas de hora y media en subirnos a un autobús escolar cuyo conductor, al escuchar que Steven es holandés, exclama: “Asterdam (sin m)…¡zona roja!”
Es otra camioneta minera la que nos saca de allí rumbo a Guandacol, Provincia de La Rioja. Ángel, nuestro héroe, es perforista, y nos cuenta que cuando trabajaba en la mina La Alumbrera, en Catamarca, el Licenciado en Seguridad detectaba constantemente contaminación en los diques de cola, adonde va a parar todo el material a ser filtrado con cianuro, y también en los centralizadores. Fue el quien les dijo a los obreros que le exigieran a sus jefes que les entreguen máscaras de carbón activo, y no los simples barbijos que les estaban dando…
En dos horas pasaron sólo seis autos en la ruta que de Guandacol a Villa Unión, localidad que visité en Enero de 2005 camino a Laguna Brava con Juan Cruz, un colega de Autostop Argentina. Tomamos una Quilmes, y cómo se ve en la foto, tuvimos toda la ruta para nosotros y probamos hipotéticas publicidades de Quilmes dedicadas a los mochileros.
El noveno auto que pasó era una pareja con una beba que nos llevaron a Villa Unión en su VW Gol. Al llegar a Villa Unión fuimos corriendo a comer unos sándwiches de lomito a un bolichón en el que también había un pool. No había ningún lugar que prometiera algo de diversión, por lo que entramos a tomar otra cerveza a un restaurante que se promocionaba con el lema “Chivito Libre”, y del que me puse a imaginar posible acepciones políticas (liberen a Chivito).
Acampamos debajo de un puente, sobre el lecho seco de un río.
Juan. soy Diego, de Santiago de Chile, y deambulando nocturnamente por internet, di con tu blog hace algunos días, y he pasado muy buenos momentos leyendo algunas de las crónicas de tus viajes.
Yo estoy saliendo de la universidad aquí en Santiago y una vez que terminemos el ultimo examen de este año tenemos planeado con un amigo de la facultad emprender un viaje a dedo por sudamerica.
la idea de nuestro viaje es dejar de lado la costumbre de llevar todo preparado tanto en presupuesto, como en programa, para descubrir el mundo por nosotros mismos.
Leyendo tus crónicas me pican las manos por emprender rumbo lo antes posible.
ya que el viajar descubriendo el mundo es la mejor universidad de la vida.
saludos
Diego