Cómo conquistar chicas leyéndoles las etiquetas de los vinos. (Por el Ing. Steven Weijs)

Después de visitar a Pedro en Jáchal nuestro rumbo sigue hacia el Encuentro de Mochileros de Cerro Colorado en el norte de Córdoba, sin tener otras paradas programadas, dormiremos donde toque.

Pedro nos lleva a la ruta, y esperamos frente a una despensa cuya dueña, una mujer que habla sin alejar demasiado el cigarrillo de su boca, nos explica que los lingotes de las minas se los llevan en helicóptero. Cada vez escuchamos versiones ligeramente distintas, y es en a manera de transportar el oro donde la gente aplica más su creatividad. Cuando una de las tantas camionetas doble cabina que van hacia la cercana mina de Hualcamayo pasa sin llevarnos dice “¡hijos de puta! Le agradecemos a la mujer su solidaridad e intentamos concentrarnos en hacer dedo. Tardamos mas de hora y media en subirnos a un autobús escolar cuyo conductor, al escuchar que Steven es holandés, exclama: “Asterdam (sin m)…¡zona roja!”

Finalmente una de las camionetas de la mina nos levanta, dice que frenó porque vio nuestro cartel amarillo, lo que nos por unos segundos nos hace sentir astutos mochileros. El conductor trabaja en la minera como chofer, y está a favor de la mina porque “¿dónde van a trabajar las 950 familias que dependen de la minera si la cierran?”. No opinamos.
A Steven, aunque es su tercera visita a la Argentina, no deja de sorprenderle lo vasto y vacío del paisaje. Holanda es setenta veces más pequeño, pero tiene la mitad de la población que tiene Argentina.
El chofer responde: “¿Viste? Yo le daría todo esto a los japoneses y americanos a cambio de que ellos traigan televisores y lavarropas”. Entonces no me sorprende que esté contento con una minera que contamine el agua, se lleve el oro, y deje 1000 pesos por familia… Por otro lado, nos cuenta que todo el polvillo que flota en el ambiente proviene de la gradual demolición del cerro del que se extrae el oro. A la distancia nos lo muestra, parece una pirámide truncada. Nos deja donde un camino de ripio se pierde en la cordillera hacia la boca de mina.

Es otra camioneta minera la que nos saca de allí rumbo a Guandacol, Provincia de La Rioja. Ángel, nuestro héroe, es perforista, y nos cuenta que cuando trabajaba en la mina La Alumbrera, en Catamarca, el Licenciado en Seguridad detectaba constantemente contaminación en los diques de cola, adonde va a parar todo el material a ser filtrado con cianuro, y también en los centralizadores. Fue el quien les dijo a los obreros que le exigieran a sus jefes que les entreguen máscaras de carbón activo, y no los simples barbijos que les estaban dando…


En dos horas pasaron sólo seis autos en la ruta que de Guandacol a Villa Unión, localidad que visité en Enero de 2005 camino a Laguna Brava con Juan Cruz, un colega de Autostop Argentina. Tomamos una Quilmes, y cómo se ve en la foto, tuvimos toda la ruta para nosotros y probamos hipotéticas publicidades de Quilmes dedicadas a los mochileros.


El noveno auto que pasó era una pareja con una beba que nos llevaron a Villa Unión en su VW Gol. Al llegar a Villa Unión fuimos corriendo a comer unos sándwiches de lomito a un bolichón en el que también había un pool. No había ningún lugar que prometiera algo de diversión, por lo que entramos a tomar otra cerveza a un restaurante que se promocionaba con el lema “Chivito Libre”, y del que me puse a imaginar posible acepciones políticas (liberen a Chivito).

Sobre la mesa había individuales de papel que explicaban los distintos vinos varietales de la Bodega Famatina. La elusiva verborrea de las descripciones me hizo decirle a Steven que acaso terminaría como escritor de etiquetas de vinos, para no mencionar la posibilidad de escribir esos versos patéticos que alguna gente paga por mandar por SMS. Steven sugirió que las mismas frases que usan para describir al cabernet sauvignon o al malbec se pueden usar con las chicas, y prosiguió con su distintivo acento, cambiando los pronombres:

“Tu aroma me recuerda a ciruelas y fresas sobre un fondo de frutas secas y especias….” Leyó hasta allí y reprimiendo una carcajada leyó lo que seguía: “… ¡Eres ideal para acompañar con carnes rojas o aves de caza!”

Acampamos debajo de un puente, sobre el lecho seco de un río.

Un comentario de “Cómo conquistar chicas leyéndoles las etiquetas de los vinos. (Por el Ing. Steven Weijs)

  1. ningunaparte dice:

    Juan. soy Diego, de Santiago de Chile, y deambulando nocturnamente por internet, di con tu blog hace algunos días, y he pasado muy buenos momentos leyendo algunas de las crónicas de tus viajes.

    Yo estoy saliendo de la universidad aquí en Santiago y una vez que terminemos el ultimo examen de este año tenemos planeado con un amigo de la facultad emprender un viaje a dedo por sudamerica.

    la idea de nuestro viaje es dejar de lado la costumbre de llevar todo preparado tanto en presupuesto, como en programa, para descubrir el mundo por nosotros mismos.

    Leyendo tus crónicas me pican las manos por emprender rumbo lo antes posible.

    ya que el viajar descubriendo el mundo es la mejor universidad de la vida.

    saludos

    Diego

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *