ANFITRION DE FIESTAS INVISIBLES…
Hago dedo hacia Belén. En diez minutos se detiene un maestro en su Corsa. De camisa y corbata y flequillito, parece algo nervioso por el inusual viajero que ha levantado. Llevo colgando mi cámara de fotos, por lo que siempre supongo que seré visto como un viajero. Sin embargo, alguien que vive en movimiento es sospechoso… ¿No le da miedo andar sòlo? – me pregunta. Y luego: “Disculpe que le pregunte, pero ¿Ud. va armado?” El maestro no me tutea, allí leo su temor. Le responde que mi arma más contundente es la pluma. Fuera se suceden las casas de adobe abandonadas por quienes migraron a trabajar al sur. Algunos caseríos aún son anunciados por optimistas carteles de “Zona Urbana”.

Mientras espero algún vehículo en Londres, le saco fotos a La Maga junto a una casona, y me doy cuenta que mi mochila se ha transformado en un alter-ego, una sinécdoque de mí mismo. Puedo fotografiarla como si resumiera mi concepto. Detrás de lo poético, se esconde la fatal soledad de mi marcha. Me sentaría en la plaza a compartir un trozo de pan con plena percepción de la simpleza, si existiera una princesa vagabunda que reclamara el espacio vacío a mi lado. Será que la misión que he asumido en este nuevo viaje/libro requiere de la soledad de mis pasos, que amparan la reflexión.
Llego al cruce de la Ruta 40, en donde ya había estado en mi camino de ida a Belén, en un camión de vialidad provincia conducido por un pibe de Santa María. Jorge es la primera persona que veo coqueando en este viaje, por lo que su presencia delimita la frontera sur del hábito. Cuando me convida, ¿cómo rechazar la invitación a algo tan cercano a la cosmovisión andina? Una vez en el cruce me doy cuenta que he olvidado mi botella con agua dentro del camión. Mirando a mi alrededor, detecto en la banquina perpendicular un altar a la Difunta Correa, lleno de botellas con el preciado líquido. Tomo una,, la destapa, y vierto un poco en mi taza, dejando que el líquido se enfríe, pues la botella estaba al sol. Luego de una hora de esperar y beber agua caliente, se detiene la camioneta Chevrolet de un peluquero, quien viaja a la ciudad de Catamarca. En vez de pedir que me baje en el cruce a Andalgalá, donde estaré otra vez sin agua, prefiero pasarme algunos kms y acampar en la primera población.

Así llego a Chumbicha, una pequeña ciudad. Me siento en la avenida principal a cenar un super-pancho y una gaseosa de litro, y a conversar con algunos vecinos. Todos son amistosos y se acercan a saludarme. Una mujer me pregunta, sorprendentemente, si vendo saumerios…. Termino mi cena y busco un sitio donde acampar, y lo encuentro en un espacio verde dedicado a rodear una imagen del Sagrado Corazón de Jesús. Allí armo la carpa. Soy Lord Pobre, y arrastro mi voluntaria frugalidad con modales aristocráticos. Ey ¡lo digo en serio! En la portátil pongo música gitana, y me siento en la puerta de la carpa a fumar un habano que me regalo Juan Kestel, un periodista porteño amigo. Por un momento imaginé qué cara pondría la policía si se acercaban a inspeccionarme, los hubiera recibido en sandalias, fumando un habano, y meneándome al son de las notas balcánicas, como anfitrión escasamente cuerdo de alguna fiesta invisible o transdimensional.
Pero no llegó ningún policía, apenas unos caballos que relinchaban junto a un arroyo cercano. Salí a caminar para verlos de cerca, y en el arroyo pude ver reflejada, nada menos que la nube. Quisiera ejercer la invisible soberanía de los estanques. Mientras los hombres buscan oro para construir cohetes que los lleven a las estrellas, a cualquier charco de agua le es dado el poder para hacer aterrizar a la luna y a las estrellas en la timidez de su reflejo. Que bueno si pudiéramos más seguido ser como los estanques, y alcanzar, con paz e intuición natural, nuestros sueños verdaderos. Su reflejo genuino, y no los símbolos status, la pantalla de plasma y las 4×4…
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Saludos
vamos juan… fuerzas para segruir por esos lares!
saludos a la maga, agradesco su particular e interminable manera de acompañarte en el viaje.
boyero
Hola Juan!!! es la primera vez q leo tu blog, me parece excelente la idea de poder ir compartiendo tus experiencias por este medio. Nunca viaje a dedo pero stoy decidida a cumplir con ese deseo en los proximos meses y mas me entusiasmo al ir conociendo tus vivencias.
Espero tengas suerte en Andalgalá y comentes un poco tu percepcion respecto al tema de la mineria en esa ciudad, ya que por los medios se mantiene bastante silencioso ese asunto.
Mucha Suerte!!!!!