A BORDO DE LA JOYA DEL PACÍFICO HACIA EL CHACO BOLIVIANO

Siempre llega ese momento del abandono de la urbanidad. Uno se despide de la ciudad donde se quedó tres, cuatro días, para lanzarse a la persecución de una ruta agreste que apenas aparece en el mapa. Como sabueso que persigue la presa hocico pegado al suelo, así voy… Un minibus me saca de Tarija. Por la radio se escuchan proclamas de “Justicia, tierra y dignidad”. Un productor de castañas explica que desde que se organizan en cooperativas han salido del patronazgo. Esto es Bolivia en 2010, tierra de esperanza. Y de tierra es la ruta que tengo vista en el mapa, una ruta que se desvía primero hacia el Este, antes de repuntar hacia el norte desde la localidad de Entre Ríos cruzando luego el Chaco Boliviano hacia Sucre. No tengo la menor idea cómo será hacer dedo en Bolivia. Sólo he hecho un tramo de 20 Km. entre Bermejo y Tarija, y no sé si tuve suerte o si en verdad viajar a dedo es posible. A la salida de Tarija hay una “Tranca”, o peaje, donde un oficial alza una barrera manualmente una vez que el vehículo ha desembolsado unas monedas. Naturalmente, le mejor lugar para esperar. A tono con el orgullo localista, mi cartel dice: “Conociendo Tarija” y no “Conociendo Bolivia”. Veremos como funciona.

En apenas 20 minutos se detiene un camión. Es un Volvo, como casi todos en Bolivia. Un poco nervioso, y casi seguro de que querrán cobrarme, doy más explicaciones de lo necesario. Cuento que viajo hacia Entre Ríos pero que viajo por un largo tiempo y entonces tengo poco dinero y… Pero el acompañante mira al chofer y prontamente hace una seña de que suba. Bautismo de camión en las rutas bolivianas. Y no viajaba en un camión cualquiera, sino en “La Joya del Pacífico”, como reza el adhesivo sobre el parabrisas. El conductor se llama Guido, tiene unos cincuenta y tantos, y es acompañado por Dalmiro, quien se está fogueando en el oficio.

Es en este viaje en camión entre Tarija y Entre Ríos que comprendo cómo la migración boliviana hacia Argentina ha estrechado las relaciones ente nuestros países. Tanto Guido como Dalmiro han pasado como Argentina, si bien de manera distinta. “Hasta el último campesino de todos estos cerros –me dice Guido apuntando con su índice al infinito- sabe donde queda Mar del Plata o cualquier otra ciudad Argentina”. Dalmiro, por ejemplo, trabajó un año en las quintas de Batán y Necochea, y también anduvo por Mendoza. Es el caso de cientos de miles de bolivianos, que regresan de nuestro país agradecidos y, si les va bien, enriquecidos. Desde el otro ángulo, desde Argentina, la migración boliviana es menos comprendida. Se la ve más como un fenómeno amenazante a nuestra cultura, y giran entorno a ella todo tipo de prejuicios. Pocos conocen la excelencia de los bolivianos para trabajar la tierra, y menos aún el hecho de que muchos de ellos terminan siendo propietarios de las tierras que trabajan, proceso llamado “escalera boliviana” por los sociólogos. Esto debería ser un ejemplo para esos vagos que en nuestro esperan pacientemente un plan jefes de hogar y quienes irónicamente discriminan al trabajador boliviano y argumentan que quitan el trabajo a los argentinos.


El caso de Guido, el chofer y dueño de “La joya del Pacífico” es mucho más complejo. Guido fue a la Argentina para estudiar, del año 1974 a 1976. “Años de oro para el estudiantado argentino” –dice y se gira para clavarme una sonrisa llena de ironía sin dejar de mirar las acentuadas curvas del pésimo camino. En la Universidad de La Plata estudió tres años de ingeniería, pero por estar involucrado con el Partido Comunista Boliviano debió escapar del país. Allí en esa Argentina oscura de fines de los setenta, Guido se había reunido con el depuesto General Juan José Torres y sus dirigentes en el exilio, que se reunían en una iglesia de la villa de Retiro. Antes, claro, de que el general fuera asesinado por los militares y su cuerpo arrojado al río Brandsen. De regreso en Bolivia, Guido pasó dos años disfrazado de cura en un monasterio en Camiri, porque también estaba en las listas negras de la dictadura boliviana. Y permaneció allí hasta que pasó la tormenta. Pero allí no terminó su acrobática vida. Trabajó en salud, fue político e incluso tuvo un circo que contaba con una serpiente, un mono y dos payasos. Y lo cómico es que viajaban de pueblo en pueblo en colectivo, mono incluido como pasajero… Guido no está muy contento con la idiosincrasia de su país. “Acá descendemos de los españoles más salvajes de la colonia, no del español o del italiano que llegaron a Argentina luego de la Segunda Guerra… esa es la ventaja de Uds. Aquí no ha venido gente de afuera a darnos una mano”. Es curioso que

Llegamos de noche a Canaletas, un caserío en donde hacemos noche. Ninguno de los tres hemos cenado, y aunque hay un puesto de comidas la gente se reusa a prepararnos comida o un café, mientras cocinan para ellos. “A esto me refería – acota Guido- Ahí tienes la flojera y apatía de los bolivianos. Pobre el Che Guevara, vino aquí pensando en que sería aclamado por los campesinos. Y cuando los militares les preguntaban dónde estaba el Che, con un mínimo de presión, los campesinos respondían ¡Ahicito!”. Hay que decir que con poco criterio eligió el Che el sitio de su nueva revolución, algo escasamente comprensible siendo que el mismo error -excesiva confianza en los locales- lo había llevado al fracaso en Angola y Congo.


Esa noche dormí en el acoplado, sobre la carga del camión, que constaba de 15 toneladas de Coca Cola. De sed, seguramente no iba a morir. Por la mañana me despertaron unos golpes en la carrocería de partir, con las últimas terquedades de la pulseada perdida de la noche. Son las 5 de la mañana. Tras dos horas de marcha llegamos a Entre Ríos, donde Guido me invita el desayuno, que no son tostadas con manteca como en Argentina, sino sopa con pata de pollo. Antes de despedirse, Guido me cuenta que ocho años después de haber regresado a Bolivia, y ya restaurada la democracia en Argentina, le llegó una carta de la Universidad de La Plata, con su libreta universitaria y una invitación para que regrese. Pero él ya había formado una familia. Con lágrima resistió la tentación de rebobinar la vida, y se quedó. Hoy sigue maniobrando su Volvo por las rutas de Bolivia, con la dignidad de saber sobrellevar con humor la frustración que los golpes militares desparramaron como gotas de lluvia sobre toda una generación.

Doy un salto y estoy en la ruta nuevamente, en un cruce llamado San Simón. El camino por el que íbamos era de tierra, aunque principal. Ahora, por primera vez en Bolivia, tomo un camino de tierra secundario, que lleva, siendo optimista, a Sucre. Me siento afortunado de haberme cruzado con Guido, pero es hora de mirar hacia adelante, bajar la guardia, y tentar sorpresas como puñetazos…

22 comentarios de “A BORDO DE LA JOYA DEL PACÍFICO HACIA EL CHACO BOLIVIANO

  1. Fernanda dice:

    Buen dia Doc.!Gracias por el post y por su blog que estoy siguiendo.Nada para ceblarer (y menos con cerveza) en caso de nosotros los Checos. No me sorprendio que ganamos en el consumo de alcohol. Tomar la cerveza es parte de la costumbre nacional y es dificil evitarla si es casi mas barata que el agua(!). Lo que me llamo la atencion es el consumo de droga que sobrepasa 20% de la populacion total (aunque en el caso checo se trata sobre todo de marihuana y ecstasis)..No sabia de lo grave que estamos. Se me ocurre que una parte de la explicacion puede ser la ubicacion del pais, en el centro de Europa donde se encuentra la mayoria de las rutas de droga, las drogas pasan del sur al norte, de Balcanes, del este al oeste etc…la generacion de nuestros abuelos argumenta que eso nunca habia pasado hace unos 20 anos cuando las fronteras eran guardadas por el ejercito, a lo mejor fue la unica ventaja de la Cortina del Hierro jaja. Hoy dia con la zona Schengen cualquier control es sumamente dificil. Pero no me quejo y no creo que es la causa principal por la cual estamos en el «primer» lugar. En fin, que pena. Saludos a Mexico! Lukas Musil

  2. Anonymous dice:

    Que sorpresa no sabia esa hermosa y valiente historia de mi cuñado aunque siempre estamos compartiendo en casa porque lo tenias oculto? Felicidades y suerte cuñadito.

    Atte.

    Mery

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    Thanks,
    Alex

  4. Anonymous dice:

    juan y lau que lindo verlos en fotos y leerlos fue super agradable el rato que pasamos juntos me encanto conocerlos te cuento que desde que se fueron no paro de leerte en el libro y en el blog me encanta la foto de lau en el camión de ladrillos y la de la acequia están divinos bueno no jodo mas espero verlos de nuevo pronto buenos caminos y muchos mimos
    EDU

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  7. Anonymous dice:

    Eating, loving, singing and digesting are, in actually, the four acts of the jocose opera known as individual, and they pass like bubbles of a hem in of champagne. Whoever lets them cripple without having enjoyed them is a complete fool.

  8. Anonymous dice:

    Jokes of the de rigueur kind, appropriately told, can do more to enlighten questions of politics, philosophy, and creative writings than any company of bovine arguments.

  9. Anonymous dice:

    Exhilaration is something final and settled in itself, as being the target and finish of all usable activities whatever …. Cheer then we define as the powerful exercise of the mind in conformity with accurate goodness or virtue.

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  15. Daniel dice:

    Creo haber comentado en otra de tus entradas mi experiencia con gente en Bolivia.
    Me crucé con personas muy agradecidas con Argentina por las posibilidades de progreso que aquí tuvieron, en mi caso estuve con personas que trabajaron durante bastante tiempo en Mendoza. Caminando por las calles de La Paz pude notar algo curioso: a pesar de la terrible miseria, no encontré gente pidiendo, siempre con gente que de alguna forma la peleaba vendiendo en puestos en la calle, y muchos lustrabotas. Como curiosidad todos los lustrabotas de La Paz usan pasamontañas al estilo subcomandante Marcos.
    Comprendí que hay una tremenda diferencia en este tema entre Bolivia y Argentina, aquí se está «educando» a los pobres a vivir de la dádiva; en Bolivia existe una real cultura del trabajo, de ganarse lo suyo con el esfuerzo propio sin esperar un regalo de los demás.
    Buenas rutas y sabé que te sigo desde MDQ

    PD: Ya que estoy hablando de La Paz, no dejes de pegarte una vuelta por el convento de San Francisco y la calle Linares

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