Kat: autobuses de colores, calamares gigantes y la expedicion a Microwave.

Uno de mis modelos de viajero moderno fue Kinga Freespirit, una muchacha polaca que durante 5 anios viajo a dedo alrededor del mundo. Durante la primera mitad del 2006, habia seguido atentamente su viaje por Africa atraves de su pagina. Kinga habia conocido otras tres viajeras: sus nombres eran Kati, Aknes y Rebeka. Leyendo los relatos del viaje de las cuatro por el desierto de Mauritania y Burkina Faso me habia venido el deseo de algun dia conocer en persona a las viajeras. A Kinga la habia conocido en Polonia, en el 2005, y no la volveria a ver. En junio del 2006 habia enfermado gravemente de malaria, falleciendo una semana mas tarde. Ahora, Aknes y Kati habian coincidido en Tailandia. Habiendo los tres conocido a Kinga, no dudamos en encontrarnos.

A decir verdad, la llegada de Kati era tambien esperada por todo el circo como si fuera Papa Noel. El motivo, es que Kat habia decidido deshacerse de una serie de viejos disfraces de circo. Los traia en una bolsa. Incluso Raffi dejo de tocar el violin cuando Kat llego con el voluminoso saco y lo salto sobre el pavimento de Tha Pae Gate. Alli habia todo desde zapatos de payaso hasta chaquetas de tuxedo. Un encargo especial desde New York, tambien estaban alli mis pois, los que intentare aprender a girar. Junto a Kat llego tambien Aknes, la chica francesa que viajaba por Africa con un camion, en el que llevaba un castillo inflable que se habia robado del McDonalds porque pensaba que haria mas felices a los ninios africanos que a los malcriados ninios europeos. Por una alineacion cosmica, el encuentro entre Aknes y Kati – en un festival en Mali- se habia producido exactamente un anio atras. Estaba agradecido de haber tropezado en la vida real con estas personas cuyo vagabundear me habia primero resultado interesante por internet.

El primer tema obligado de conversacion con Kast fue Kinga, su sensibilidad, el amor que la desbordaba cuando viajaba por cada criatura que conocia a su paso, su tolerancia. Kat relato la historia de Kinga a Manu Chao, con quien tiene cierta amistad, y luego de escuchar la historia atentamente, en el lobby de un hotel caro, parece que Manu Chao derramo parte del vino tinto de su copa en la alfombra roja, como si se lo ofreciera a la Pachamama, y dijo: “Por Kinga!”. Kat siempre ha vivido en el camino. Empezamos hablando de Kinga pero pronto no queria dejar de escuchar sobre sus propias andanzas. (Pueden leer la pagina de Kati, que es www.katwise.com)

Viajando desde sus quince anios, se puede dar el lujo de incluir en su biografia haber andado de gira con los Grateful Dead, conocido a Ken Kesey, y haber sido propietaria de su propio autobus escolar pintado segun los canones psicodelicos, el que compro por $500 y vendio por E-bay en $10,000 a la esposa del presidente de Coca Cola, de quien ahora es amiga! Kat habla perfecto espaniol, si se le pregunta por su casa, la respuesta sera “Nueva York, y Banios, en Ecuador”, donde pasa varios meses al anio. Ha viajado a dedo por mas paises de los que recuerda, con cierta predileccion por los destinos exoticos que le combina muy bien.

Es entendible que para mucha gente Tailandia misma sea un destino exotico, pero para Kat y para mi es algo asi como lo mas cercano a Occidente que imaginamos, repleto de turistas, y tan facil de viajar que no nos motiva en absoluto. Nos la pasabamos hablando de Mauritania, Ecuador, Afganistan, de la posibilidad de hacer dedo a Groenlandia, etc. Por amor a la ruta, sin embargo, decidimos salir de Chiang Mai con cualquier destino. Llevaba semanas con el circo en Chiang Mai, era momento de tomarme un descanso y volver a mi elemento. Pronto estabamos en la ruta, compartiendo la ruta. La ruta, no es algo facil de compartir. Es faicl viajar con alguien, pero de alli a estar sintiendo el camino de la misma manera hay abismos de distancia. Entonces Kat me conto de los calamares gigantes. Parece que hay una especie muy extrania de calamares, tan erratica que hasta poco se dudaba de su existencia real. Pueden tener el tamanio de un casa y vivir mas de cien anios. Estos calamares son tan raros que aveces pasan decadas navegando a profundidades insondables sin cruzar un ejemplar del sexo opuesto. Cuando esto sucede, la evolucion los obliga a hecerse cargo de las presencia del otro…

Poco nos motivaba al mirar al mirar el mapa de Tailandia. Pero para algun lado habia que arrancar, y pusimos el ojo en la region fronteriza con Burma, al oeste de Chiang Mai. Mirando el mapa con atencion, detectamos algo increible. Habia una aldea que se llamaba “Microwave”, literalmente “Microondas”. Sin poder creerlo, dirijimos hacia alli nuestros pulgares. En el camino fuimos hospedados en un centro de meditacion por un monje budista israeli que vivia desde hacia anios en Tailandia. Pasamos la noche en comodos bungalows. Por la maniana nos despedimos, mientras el explicaba a un pequenio saltamontes que la mesa del desayuno no era simplemente la mesa, sino que encerraba todo el cosmos. Yudi nos parecio un monje extranio que hablaba hasta por los codos, un tanto proselitista. En el segundo dia de viaje llegamos a Microwave, para descubrir que una torre con antenas y parabolicas habia sido instalada en las cercanias, y el pueblo habia sido rebautizado. Como los locales, de la etnia “mong”, eran mas gruniones que hospitalarios salimos de su aldea tan pronto como pudimos, hacia Pai, donde estaba toda la juventud mochilera Lonely Planet, a estas alturas del viaje un tanto deprimente.

En Pai nos dimos cuenta de la ironia de habernos conocido en Tailandia. “Que desperdicio!” –decia Kat. Era verdad! Con todos sus placeres, Tailandia nos parecia el lugar mas aburrido para dos viajeros con debilidad por los desafios. Si nos hubieramos conocido en Medio Oriente, donde cada rincon del mapa esconde sorpresas y exigencias, en algun sitio cerca de Yemen o Etiopia. Al menos Marruecos. Pero no, estabamo en Tailandia y habia que aceptarlo. Tirada en la hamaca, Kati se reia del libro que leia, un comnpilado de relatos escritas por mujeres viajeras, donde las autoras narraban con tono de Indiana Jones la compra de un medicamento sin receta en India o la navegacion del Mekong en Laos. “Prefiero estar con gente que no viaja a estar con gente que se piensa que viaja” – y concordaba con todo mi corazon.

8 comentarios de “Kat: autobuses de colores, calamares gigantes y la expedicion a Microwave.

  1. Gerardito dice:

    aunq no me creas me pegue toda una tarde y noche leyendo tu blog!! realmente la envidia es mucha pero sana!! te felicito por todo lo q hiciste y haras.. ojala algun dia pueda hacer lo mismo.. realmente viajar es algo hermoso y una de las mejores cosas q hay!
    por suerte estube en varios lugares y espero seguir asi viajando.. algun dia seguire tus pasos.. por lo menos en algunos lugares!!!

    Saludos de un Santafesino todavia inlegal en España!!

  2. Anonymous dice:

    hola hermano me, atrevo a llamarte asi porque lei tus ultimas lineas que fueron las mas interesantes para mi cuando hablas de el viajero… ademas porque pronto emprendere un viaje a dedo, ya lo e echo en venezuela mi pais pronto sera al sur, pero no quiero despedirme sin recomendarte a es blog http://alejandrocephas.blogspot.com/ seria interesante que te pongas en contacto con este venezolano, amigo personal mio… para mi la idea de los viajeros creo es hacer un verdadero tegido mundial para algo universal… saludos chao

  3. Anonymous dice:

    HOLA JUAN!!! demasiada informacion junta para metabolizar, para no perderse ninguna regla gramatical que te pueda confundir los significados de tantas historias, de tantos lugares, de tantas personas. Cada historia vivida como ciudadano ilustre en parajes desconocidos hace que no conozcamos nada de la geografia mundial.
    Continua escribiendo, muchos lo esperamos.
    «La escritura es la pintura de la voz».Voltaire
    Teresa (de Tandil)

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